Viendo otros blogs me encanta descubrir historias de pequeños talleres, rincones donde muchos sueños nacen y se convierten en realidades de lana, tela, papel, bordados, alli se gestan nuestras mejores ideas, y , a veces, nuestras cositas son los únicos testigos de nuestros mas íntimos pensamientos, por eso quiero contarles como empecé con esta sana costumbre de hacer cosas con mis manos.
Cuando nació mi hija Gaby, hace ya 25 años y un poco mas, decidí renunciar a mi trabajo de muchas horas en un comercio para cuidar esa personita tan frágil pero me vi con tanto tiempo libre , porque dormía muchas horas mi niña, el departamento era un pañuelito y en minutos lo limpiaba por milésima vez en el día, que decidí abrir esa "caja" que tenía dormida en un rincón como adorno, era una máquina de coser, Singer que, por supuesto jamás había visto de cerca y solo compré de soltera por que mi mamá, sabias las madres, me dijo " nena algún día te puede hacer falta", compré una revista de ropa de bebe con moldes, un trozo de tela y me larqué, como resultado hice un vestidito precioso siguiendo las instrucciones, pero que no le entraba ni a la muñeca mas pequeña de mi hijita, ahí aprendí que se debe agregar márgen de corte a los moldes, en fin después mejoré de a poco, sabía sentarme de madrugada con puños de camisas desarmados en todos los pedacitos que se puede para ver si podía descifrar como se hacían(chino básico para mi), con el tiempo nacieron los otros niños tube la fortuna de conocer una amiga, Mimi que tenía un taller de costura y le pedí pasar tardes , un rato al menos, espiando lo que hacían, eso me dió acceso a muchos secretos y me díó trabajo solo por su buena voluntad, en casa fabricaba hasta camperas con una pequeña máquina familiar y en la cosina de casa, cada vez que había que almorzar debía levantar todo, taparlo, comiamos y , luego de limpiar volvía a desplegar todo sobre la mesa. El tiempo pasó, esto se convirtió en mas, junté dinero cambié las máquinas, tomé a mi cargo otro pequeños talleres y nació MI TALLER, un amplio espacio con techo de madera, el tele para ver las novelas, ventanales que dan al patio y me dejan ver el verde y las sierras, ahora son 5 las máquinas, todas industriales pero pasé por el mismo camino de todas, y , si mis máquinas hablaran , cuantas cosas contarían...